La denominación de origen y los otros signos distintivos de calidad, son un derecho de propiedad intelectual “sui generis”, dan la oportunidad a nuestros productos tradicionales de contar con un valor agregado, mediante una protección legal que reconoce su calidad y exclusividad
En Europa se han desarrollado una serie de estrategias para minimizar los efectos negativos relacionados con el consumo de leguminosas de grano a las que se considera la carne de los pobres y las que requieren de gran tiempo de preparación en contraposición con la tendencia moderna hacia los alimentos rápidos. Entre ellas cabe destacar el valor agregado a través de distintas certificaciones que han protegido a dichos productos de desaparecer, ya que son parte importante de pueblos post-guerra.